EL DOLOR LUMBAR CRÓNICO: OTRA PERSPECTIVA

El dolor es uno de los problemas socio-sanitarios más importantes en todo el mundo. Podemos considerar el dolor agudo como un proceso fisiológico y funcional mientras sea reflejo o síntoma de una lesión. Sin embargo, cuando se perpetúa más allá de la propia lesión que lo originó pierde ese rol funcional asignado, convirtiéndose en una enfermedad en sí misma. El dolor lumbar crónico es una de las entidades de dolor crónico más frecuentes y tiene un terrible impacto en la sociedad actual, afectando al 70-85% de los adultos en algún momento de sus vidas. Con dolor lumbar nos referimos al dolor o malestar localizado en la espalda, en la zona comprendida bajo el borde inferior de las últimas costillas y por encima del pliegue inferior de la musculatura glútea. Puede estar asociada o no a una irradiación en los miembros inferiores.

El dolor lumbar se caracteriza por su facilidad para provocar un alto grado de incapacidad. Estos pacientes presentan con cierta frecuencia un síndrome de desacondicionamiento motor. Debido a la limitación funcional y a determinadas actitudes de los pacientes, es común ver disminuido el nivel de actividad física. Así pues, las principales propiedades de este síndrome son pérdida de la flexibilidad y movilidad, acompañadas de debilidad muscular. La pérdida de fuerza en la musculatura del tronco puede llegar a ser de hasta un 70%. También se observa una reducción en la resistencia muscular y de las capacidades funcionales para aguantar cargas o realizar movimientos repetitivos. Por último, se produce una disminución de la capacidad cardiovascular.

Tenemos que entender que este estado de limitación se prolonga y se mantiene en el tiempo con la cronicidad del dolor, pudiendo generar ansiedad, depresión, irritabilidad y aumento del estrés, lo que incluso puede volver más incapacitante su dolor.

La investigación de los últimos años ha ido mostrando como el dolor lumbar no debe entenderse únicamente como un estado funcional alterado, sino también como la consecuencia de los cambios en la plasticidad del sistema nervioso central, principalmente en la forma en cómo se altera el procesamiento de la información sensorial nociceptiva a niveles corticales, subcorticales y medulares. Hemos cambiado la forma en que entendemos el dolor lumbar crónico, correlacionándolo con alteraciones estructurales y funcionales en la corteza cerebral, entre las que podemos destacar la atrofia de la materia gris del encéfalo, cuyo efecto es más notable en la corteza prefrontal dorsolateral, y el cambio de perfil neuroquímico del cerebro. Por otra parte, tenemos cambios en la representación cortical sensitiva y motora, que se relacionan con alteraciones en los patrones normales de movimiento y postura.

El tratamiento del dolor musculoesquelético debería tener un enfoque similar al de los pacientes neurológicos, donde se considera imprescindible la búsqueda de los procesos de neuroplasticidad en el tratamiento. Las alteraciones corticales manifestadas en el dolor experimental y crónico se han relacionado con modificaciones en la función motora, que se asocian con la persistencia del dolor. Por tanto, los tratamientos de fisioterapia deberían buscar revertir dichos cambios para reestablecer la función normal. Dada la evidencia de que el entrenamiento de una nueva habilidad motora se asocia a rápidos cambios en la excitabilidad y representación de la corteza motora cortical, este enfoque de tratamiento debe considerarse de relevancia para la recuperación de los pacientes de dolor musculoesquelético.

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